Pandemia

Se fue extendiendo, entre distraídos y descuidados.
Fue migrando sin papeles, ni desesperación.
No tuvo en cuenta ni fronteras ni potencias.
No fue buscando una mejor vida, sino simplemente allí donde hay vida.
Nos lleva a taparnos la boca, a silenciarnos.
Salimos a hablar y aconsejar más que nunca.
Nos invita a quedarnos en nuestros hogares.
Desde nuestros hogares cuidarnos y quizás reencontrarnos.
Tiene forma de corona, pero nada de reino y menos de reinado.
Viene a enseñarnos para hacernos cargo de nosotros mismos.
¿Cuál sería la otra cara de una pandemia?
Esa cara que nos abarque a todos pero desde la salud, desde la vida.
Esa cara de la cual todos quisiéramos ser contagiados.
Esa cara donde no hace falta construir hospitales en pocos días,
sino que lleva más luz a cada uno de nuestros hogares.
Redescubrir esa música que llevamos dentro y ahora suena en nuestros balcones.
Forzada cuarentena para bajarnos de pedestales y seguir caminando…
pero descalzos, más hogareños, más humanos.
(Marcos Alemán, sj)