Tú me salvas

No te cansas de mí, aunque a ratos ni yo mismo me soporto. No te rindes, aunque tanto me alejo, te ignoro, me pierdo. No desistes, que yo soy necio, pero tú eres tenaz. No te desentiendes de mí, porque tu amor puede más que los motivos Tenme paciencia, tú que no desesperas, que al creer en mí me abres los ojos y las alas… (José María R. Olaizola)