Mi gente
Puertas que se abren, y estoy en casa.
Mi gente.
Brazos que envuelven.
Manos que acarician este rostro cansado.
Palabras que cantan, acunan y aquietan.
Miradas que esperan. Gestos de hogar.
Risas sinceras.
Amigos que secan las lágrimas con su presencia.
Calor que funde penas de hielo,
muros de ausencia,
miedos de piedra.
Descanso, aún no llegada.
Tú que nos unes.
Y después, al camino de nuevo,
un recuerdo vivo,
vínculos indestructibles,
más batallas,
heridas nuevas.
Hay otros cansancios, y tormentas.
No hay derrota
porque hay puertas que se abren,
y estoy en casa.
(José María R. Olaizola)