En aquel tiempo salió un decreto del emperador Augusto, ordenando hacer un censo del mundo entero. Este fue el primer censo que se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. Y todos iban a inscribirse, cada cual a su ciudad. También José, que era de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret en Galilea a la ciudad de David, que se llama Belén para inscribirse con su esposa María, que estaba encinta. Y mientras estaban allí le llegó el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en la posada. En aquella región había unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su rebaño.
Y un ángel del Señor se les presentó: la gloria del Señor los envolvió de claridad y se llenaron de gran temor. El ángel les dijo: «No temáis, os traigo la buena noticia, la gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre».
De pronto, en torno al ángel, apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: «Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que Dios ama».
«Christmas Guitar» © Usado bajo licencia no comercial Creative Commons
Quisiste venir en el camino,
Dios inquieto,
desde todos los tiempos
apasionado de los éxodos y viajes.
En medio de la incertidumbre,
en la intemperie,
en el sin saber a dónde,
allí eliges estar.
Quisiste venir en la noche,
Dios escondido,
porque quizás allí la luz brille más,
porque necesitabas de la intimidad
para empezar a balbucear tu llanto.
Porque elegiste a los pequeños
para estar con vos.
Porque quieres habitar también
nuestras noches.
Porque quieres allí susurrarnos
«no teman».
Quisiste venir sin grandes milagros,
Dios discreto,
sin más señal
que tu llanto y tu presencia.
Un pañal y los brazos de tu madre,
el silencio de José y de algunos animales.
Quiero nacer contigo
a tanta Vida prometida.
Regálame Señor,
la fe inquieta,
escondida y discreta,
para hacer camino en la noche
confiando en la serena certeza
de tu presencia cercana.
(Matu Hardoy)