En aquel tiempo, cuando un hombre quería abandonar a su esposa, la mandaba de regreso a la casa de su padre sin ninguna explicación. Decían que era porque Moisés, lo había dispuesto así. Moisés era el que había escrito la Ley de los judíos. Un día le preguntaron a Jesús qué le parecía eso, y él contestó que no estaba bien. Les dijo que cuando se casaban un hombre y una mujer, no era para que él pudiera cortar cuando le diera la gana, sino que su compromiso era vivir ese amor para siempre.
También unos padres le acercaron unos niños, y los discípulos les decían que no molestasen a Jesús, pero Jesús riñó a los discípulos, y les decía: «Dejad que los niños se acerquen a mí, porque hay que hacerse como un niño para entrar en mi reino». Y abrazaba a los niños, imponiéndoles las manos.
Y es que, en aquella sociedad, las mujeres y los niños estaban siempre marginados, así que Jesús, siempre que tenía ocasión, enseñaba a los que le escuchaban a respetarlos, valorarlos y cuidarlos.
«Materiales grupo Compasión.» © Con la autorización de Grupo compasión
Amigos de Jesús, amigos de verdad,
con ganas de reír y de rezar.
Amigos de Jesús, amigos de verdad,
con ganas de ayudar a los demás.
Yo sé que me escuchas, en cada oración.
Me siento más fuerte con tu bendición.
Si meto la pata, te pido perdón
y pones tiritas en mi corazón.
Con los sacramentos yo puedo crecer,
sentirte muy cerca, ser tu amigo fiel.
Por los niños,
por las niñas,
por las mujeres,
por los hombres,
por los que sufren,
por los que están tristes,
por los que tienen hambre,
por los que tienen frío,
por los que se encuentran solos,
por los que no pueden sonreír…