Había un hombre intentando curar a otro, y decía que lo hacía en nombre de Jesús. Como no era del grupo de sus amigos, Juan le mandó callar. Pero Jesús le dijo a Juan: «No seas así, hombre. ¿No ves que todos podemos intentar hacer el bien? Y todo el que quiera puede sumarse a mi proyecto».
Y aprovechó para explicarles que también hay gente que, al contrario, elige hacer el mal. En realidad, todos tenemos esa batalla, entre hacer el bien y el mal. Así que Jesús les explicaba que hay que luchar por hacer el bien y pelear contra el mal. Les puso un ejemplo: «Si tu pie te va a llevar en una mala dirección, es mejor que te lo cortes». Le miraron asustados. Pensaban que lo decía al pie de la letra, pero Jesús se rio, y les explicó que lo que quería decir es que hay que poner los medios en la vida para hacer el bien.
Te necesito
como el agua que llega a los ríos.
Te necesito
como el fuego que ahuyenta el frío.
Para sentirme vivo te necesito.
Te necesito.
Te necesito
para soñar nuevos caminos.
Te necesito
con tu corazón pegado al mío.
Para sembrarme contigo
te necesito.
Te necesito
otro mundo es posible contigo.
Te necesito
en un poco de pan y vino.
Con tu mirada de niño,
te necesito.
Para hacer el bien…
Para sembrar vida…
Porque hace falta alegría…
Porque en tu proyecto hay sitio para todos…
...Me necesitas.