Jn 2, 13-25
Jesús normalmente era un hombre tranquilo, y de buen humor. Pero cuando se tenía que enfadar, también lo hacía. Como un día que entró en el templo. Y se encontró con que había un montón de gente vendiendo cosas, estafándose unos a otros, aprovechándose de los que tenían necesidades. Entonces se enfadó muchísimo. Hasta tiró algunos de los puestos al suelo y se enfrentó con los vendedores, diciéndoles: «Estáis convirtiendo la casa de Dios en un supermercado». Algunos judíos se enfadaron con Jesús y le decían que no tenía derecho. Pero él les contestó diciendo: «El templo verdadero no son las piedras, ni las normas, ni las paredes. El templo verdadero, ya lo veréis, soy yo. Porque cuando la gente me mire a mí, verá a Dios».
Ellos se quedaron muy sorprendidos, y, la verdad, no lo entendían del todo.
Jesús, en ti puedo ver a Dios Padre
Cuando me parece que no entiendo nada…
Cuando no sé bien qué debo hacer…
Cuando sé que debo decir la verdad…
Cuando hay que ser valiente…
…Jesús, en ti puedo ver a Dios Padre.