Mt 18, 15-20
En tiempos de Jesús, como en todos los tiempos, había personas que no estaban dispuestas a vivir el evangelio o a seguir las enseñanzas de Dios. Gente que elegía el egoísmo, o la envidia, o la violencia, o el odio, o tantas cosas que hacen daño. Entonces Jesús explicó a sus amigos cómo tenían que actuar si alguien se comportaba así: «Lo primero que tienes que hacer es llamarlo, y en privado, habla con él. Le dices lo que te parece mal, y a lo mejor se da cuenta y mejora. Entonces le habrás ayudado. Si no te hace caso, entonces llama a otro más, y a ver si entre los dos lo convencéis, y si no, inténtalo delante de toda la comunidad. Si al final esa persona sigue empeñada en hacer el mal, pues ya no puedes hacer nada. Pero lo has intentado. Y ya Dios verá…»