Jesús seguía enseñándoles a sus amigos las cosas importantes de la vida. Un día se puso muy serio, para hablarles de la paz, y les dijo: «Mirad, no basta con decir que tú no matas a nadie, y ya con eso es suficiente. Lo que yo os digo es que, si discutes con tu amigo, si estás peleado con alguien, hagas un esfuerzo para arreglarte. Que no merece la pena estar enfadados en la vida».
También les decía que las cosas malas empiezan por lo pequeño. Y que hay que hacer un esfuerzo para evitar hacer cosas malas. Incluso les dijo: «Si tu mano va a hacer algo malo, mejor te la cortas». Le miraban alucinados, pero claro, él se rio y les decía que no fueran brutos, que no se refería a que se lo tomaran al pie de la letra. Es solo un ejemplo, lo que quiere decir es que tenéis que estar atentos para poner remedio a las cosas malas antes de que sucedan.
Si me dejo llevar por lo fácil...
Si me complico la vida con otros...
Si me fijo solo en mí mismo...
Si presto atención a los demás...
Si tengo los ojos abiertos...
Si tengo los ojos cerrados...
Si pienso solo en mí mismo...
Si defiendo al débil...
...Otro mundo es posible conmigo.