Mc 10, 46-52
Había un hombre ciego que se llamaba Bartimeo. Estaba sentado al borde del camino pidiendo limosna. Cuando oyó que pasaba Jesús se puso a gritar: «Jesús, ten compasión de mí». La gente le mandaba callarse. Porque en aquel tiempo se pensaba que la enfermedad era como un castigo de Dios, y por eso los enfermos eran muy mal mirados. Pero él, confiando en Jesús, gritaba más alto: «Jesús, amigo, ayúdame».
Cuando Jesús oyó sus gritos se detuvo y dijo: «Llamadlo». Entonces trajeron al ciego Bartimeo a donde estaba él. Jesús le preguntó: «¿Qué puedo hacer por ti?» Él contestó: «Maestro, haz que vea». Jesús le dijo: «Tu fe te ha curado». Y de golpe fue como si se encendiera la luz después de muchos años de oscuridad, empezó a ver. Se puso muy feliz. Y seguía a Jesús por el camino.
Tu luz
interpretado por Beatriz Grifol
«Con la música a otra parte.» © Con la autorización de Khaf
Enciéndenos la luz
Para ver a los que necesitan ayuda…
Para fijarnos en los más pequeños, en los más pobres, en los más sencillos…
Para aprender a descubrir el amor y la generosidad…
Para que nos acordemos de ser agradecidos…
...enciéndenos la luz.