Jesús llevaba varias semanas intentando que los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo entendieran que tenían que cambiar de actitud y escuchar con el corazón abierto la buena noticia. Pero ellos, nada, estaban empeñados en criticarlo. Así que, otra vez, les contó una historia a ver si entendían:
«Mirad, el reino de los cielos es como un rey que celebraba la boda de su hijo. Mandó criados a todos los lugares del reino para avisar a los invitados para que vinieran a celebrar la boda. Pero respondieron que no pensaban ir. Él insistió: ‘Oye, que sepáis que he encargado comidas riquísimas, y música y una gran fiesta’. Pero ellos siguieron diciendo que no pensaban ir, y trataron fatal a los criados que les llevaban la invitación. Entonces el rey se enfadó mucho con ellos y les castigó, y decidió invitar a la boda a todas las personas que se encontrase».
Y así terminó de hablar Jesús. Los sumos sacerdotes miraban hacia el suelo. Sabían que Jesús lo decía por ellos, que ellos eran como esos invitados maleducados que no iban a la boda. Y también se lo decía para que entendiesen que Dios invita a su fiesta a todos, a los buenos y malos, a los cumplidores y a los que están equivocados.
«Con vosotros soy.» © Con la autorización de Susana Melero
En esos días en que parece que todo me sale mal y tengo a mi lado a un amigo que me anima..
En esos días en que me esfuerzo por ser amable con todos mis amigos y compañeros...
En esos días en que comparto mi tiempo con alguien que me necesita...
Gracias Jesús por invitarme a tu fiesta.
Gracias, Padre,
porque das de lo tuyo a los sencillos.
Gracias, Padre,
porque das solo a ellos tu verdad.
Porque quieres en tu Reino gente con ojos de niño,
que se asombre de la Gracia
que acaricia con tu espíritu lo pequeño, lo olvidado,
lo robado, lo escondido…
Porque quieres en tu Reino
gente de corazón limpio.
Porque moldearon tus manos
de ternura complacido
a una joven transparente para madre de tu Hijo.
Padre de lo cotidiano,
de lo desapercibido,
Dios del honrado y del pobre
¡yo te alabo y te bendigo!