Juan esperaba que llegase el Mesías prometido por Dios. Cuando oyó las cosas que hacía Jesús, envió a sus amigos a que le preguntasen: «Pero ¿eres tú o no eres tú el Mesías?» Jesús, en lugar de contestar directamente, les dijo: «Contadle lo que veis, que los ciegos ven, los inválidos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, y los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia el evangelio». Los amigos de Juan volvieron a contarle todo eso, mientras Jesús se quedó enseñando a sus amigos. Y les decía que Juan era un verdadero profeta, el mensajero de Dios que tenía que preparar el camino de Dios.
Porque nos enseñas que lo importante no tiene que ver con ser poderoso.
Porque nos enseñas que acoger al que lo pasa mal es sembrar semillas de esperanza.
Porque nos enseñas que perdonar a otros es curar la desconfianza hacia el que nos hace daño.
Porque nos enseñas que para ser felices basta con llevar nuestro amor más a las obras que a las palabras…
...Gracias, Jesús.
Jesús, amigo,
tú nos enseñas
la alegría
que nunca se acaba.
Ayuda,
ama,
perdona
y serás un regalo
para quienes te aman.
Para que seamos felices
Jesús nos enseña
que hay que compartir.
Para que seamos hermanos
Jesús nos enseña
a todos a amar.
Como el buen samaritano,
a amigos y extraños
querer y ayudar.
A ser felices y hermanos
Jesús nos anima hoy.