Juan, que era el primo de Jesús, tenía entonces muchos seguidores. Mucha gente le respetaba y le conocía. Por eso, muchos iban con él. Pero un día Juan les dijo a todos ellos: “que sepáis que tengo un amigo, que llegará pronto, que sí que es importante. Si a mí me admiráis, ni os imagináis quién es él”. Como Juan se dedicaba a bautizar a la gente en el río, también les dijo: “Yo os bautizo con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo”. Ellos se quedaron admirados, y pensaban que ese amigo que iba a venir sería un rey, un emperador o el hombre más rico del imperio. Pero un día apareció Jesús. Y Juan les dijo que era él. No se lo esperaban, porque parecía muy normal. Entonces ocurrió algo sorprendente. Jesús entró en el río para que Juan le bautizase, pero cuando lo estaba haciendo sonó un trueno, aunque no había tormenta. Y bajó una paloma desde lo alto, mientras todos oían una voz que decía: “Este es mi hijo, al que quiero mucho, mi preferido”.
«Javerim.» © Con la autorización de Grupo compasión
Cuando acierto y cuando me equivoco…
Cuando animo y cuando desanimo…
Cuando me porto bien y cuando no lo hago…
Cuando estudio y cuando no…
Cuando obedezco y cuando desobedezco…
Cuando río y cuando lloro…
Cuando sonrío y cuando insulto…
Cuando rezo y cuando te olvido…
…agua, lávame.