Uno de los fariseos quiso examinar a Jesús sobre la Ley, que para ellos era muy importante. Y le dijo: “Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante de la Ley?” Él le dijo: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser. Este es el mandamiento principal. Pero el segundo es igual de importante. Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Con estos dos mandamientos se sostiene todo lo demás. Los fariseos se quedaron admirados por lo bien que contestaba.
«Vida» © Con la autorización de Oscar Santos
Sueño y lucho por un mundo donde hay sitio para todos: quien conmigo canta y reza, y el que lo hace de otro modo. El que ha sido desahuciado, y el que sufre separado, el enfermo y el parado y quien su patria ha abandonado. El que canta y celebra, el que llora y no se encuentra, la única norma, el amor. ¡Que en mi casa caben todos! ¡Mi casa es el mundo! Mi casa es el mundo y el amor es mi bandera… ¡Mi casa es el mundo! Si tú dices que estoy fuera, yo te miro y estás dentro. Y es que así nunca te enteras de lo que habla este cuento. Quiero ser una familia, un auténtico mogollón, que en mi casa quepan todos y nadie mendigue amor… Sin distancias ni barreras, sin refugios ni trincheras. Sin más leyes que el amor. ¡Que en mi casa caben todos! ¡Mi casa es el mundo!