Jesús seguía enseñándoles a sus amigos las cosas importantes de la vida. Un día se puso muy serio, para hablarles de la paz, y les dijo: “Mirad, no basta con decir que tú no matas a nadie, y ya con eso es suficiente. Lo que yo os digo es que si discutes con tu amigo, si estás peleado con alguien, hagas un esfuerzo para arreglarte. Que no merece la pena estar enfadados en la vida”. También les decía que las cosas malas empiezan por lo pequeño. Y que hay que hacer un esfuerzo para evitar hacer cosas malas. Incluso les dijo: “Si tu mano va a hacer algo malo, mejor te la cortas”. Le miraban alucinados, pero claro, él se rió y les decía que no fueran brutos, que no se refería a que se lo tomaran al pie de la letra. Es solo un ejemplo, lo que quiere decir es que tenéis que estar atentos para poner remedio a las cosas malas antes de que sucedan.
Te necesito
como el agua que llega a los ríos.
Te necesito
como el fuego que ahuyenta el frío.
Para sentirme vivo te necesito.
Te necesito.
Te necesito
para soñar nuevos caminos.
Te necesito
con tu corazón pegado al mío.
Para sembrarme contigo
te necesito.
Te necesito
otro mundo es posible contigo.
Te necesito
en un poco de pan y vino.
Con tu mirada de niño,
te necesito.