Había gente que estaba un día en el templo, que era un lugar magnífico, muy hermoso y grande, y no paraban de alabarlo y admirarlo. Entonces Jesús se dio cuenta de que sólo les llamaba la atención lo vistoso, el triunfo y el brillo. Y por eso les dijo: “Oye, no seáis zoquetes. Esto no durará para siempre. Algún día será destruido”. Ellos le preguntaron: “¿Cómo sabremos que va a ser destruido?” Jesús les dijo: “Mirad, va a haber tiempos difíciles. Habrá guerras y revoluciones. Os perseguirán. Lo pasaréis mal en mi nombre. No penséis que ser seguidor mío es muy fácil. Y no penséis que yo os prometo que nunca va a haber problemas. Veréis pueblos enfrentados con pueblos, y en muchos países habrá epidemias y hambre. A vosotros os perseguirán, y os llevarán a juicio. Incluso las familias estarán divididas en mi nombre. Pero justo entonces es cuando tenéis que ser valientes y decir que creéis en mí”. Los que oían a Jesús miraban con cara de susto. Entonces, él les dijo: “No tengáis miedo de todo esto que os anuncio. Porque Dios cuidará de vosotros. Sed fieles y perseverantes”.
«Con él la fiesta empezó. » © Autorización de Provincia Vedruna de Europa
A quien confía en el Señor la misericordia lo rodea
Cuando a mi alrededor hay división o peleas que me asustan… Tú cuidas de mí, Señor. Cuando tengo miedo porque en la tele veo guerras y enfrentamientos… Tú cuidas de mí, Señor. Cuando yo mismo exploto de enfado o riño con otros… Tú cuidas de mí, Señor. Cuando ser de los tuyos me da vergüenza porque pienso que no gustará a otros… Tú cuidas de mí, Señor.