Había dos de los discípulos de Juan que eran inquietos. Un día que estaban con Juan, pasó Jesús a lo lejos. Entonces Juan lo señaló, les miró y les dijo: «A ese es al que tenéis que seguir, porque es el Elegido de Dios». Ellos, aunque querían mucho a Juan y les daba pena marcharse, le hicieron caso y se fueron por el camino detrás de Jesús.
Cuando llegaron a su altura, Jesús se dio la vuelta y les preguntó: «¿Qué queréis?» Ellos no sabían muy bien cómo responder. Entonces, uno le preguntó: «Maestro, ¿dónde vives?» Jesús les dijo: «Es mejor que vengáis conmigo y lo veréis».
Ellos se quedaron muy contentos, y se fueron con él, y ya a partir de entonces no se separaron. Nunca se olvidaron de aquel momento, y se lo fueron contando también a otros amigos suyos, como Simón Pedro, que también decidieron seguir a Jesús.
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Es para ti, no pienses: sueña! y empieza a vivir.
Es para ti, toda una vida aún por descubrir.
Es para ti, es para todos, también para mí.
No lo dudes: ¡es para ti!
Es para ti, porque soñar no es igual que dormir.
Es para ti, te está llamando la vida a vivir.
Es para ti, es para todos, también para mí.
No lo dudes: ¡es para ti!
En esta vida todo cuesta un poco
y más si dudo o si me equivoco,
y es a veces yo me atasco y ya no sé qué hacer.
Con mil opciones yo me vuelvo loco,
lo pruebo todo y todo sabe a poco,
y ya no sé lo que es sentir.
En el silencio es donde yo me encuentro,
mi cuerpo dice que sigue latiendo,
y que soy dueño de seguir haciendo mi destino.
No te conformes con lo conocido,
recuerda que siempre hay mil caminos
para vivir, para cantar, para soñar,
para dudar, para fallar, para soltar,
para amar y siempre bailar.
Bailar, bailar contigo bailar.