Los amigos de Jesús se fueron a Galilea. Y cuando vieron a Jesús, se pusieron muy contentos. Él les dijo. «Mirad, tengo todo el poder en el cielo y en la tierra. Y os doy un encargo: Id por todo el mundo, y haced muchos amigos a quienes hablaréis de mí. Y enseñadles a conocer a Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo. Y contadles todo lo que habéis aprendido de mí. Yo estaré con vosotros siempre, aunque no me veáis, siempre hasta el final de los tiempos».
Te ofrezco mi mano
que sabe lo que necesitas:
echarte una mano.
Y si caes, te empuja hacia arriba.
Te ofrezco mi mano
que quiere lo que tú quieras,
cogerte la mano
y llevarte al lugar donde sueñas
si no salen las cuentas.
Te ofrezco mi mano
para contar
contigo.
Cuenta conmigo
sin condiciones.
Cuenta conmigo
sin excepciones.
Te ofrezco mi mano
que puede con lo que no puedas,
si somos más manos
las carga será más ligera.
Te ofrezco mi mano
y si quieres hacemos un trato:
nos damos la mano
así, sin pedir nada a cambio.
Si no caes en la cuenta
te ofrezco mi mano
para caer contigo.
Manos para transformar el mundo,
manos que se ofrecen y se dan,
manos pueden señalarte el rumbo,
manos para hacer más fácil el camino a los demás,
manos que serán hoy su instrumento,
manos que reciben mucho más,
manos de los que estamos dispuestos,
manos que queremos levantar
para gritar que puedes contar conmigo.
Para que no pongamos muros entre las personas,
cuenta conmigo.
Para que las diferencias no sean una barrera,
cuenta conmigo.
Para que aprendamos el idioma común del amor,
cuenta conmigo.