Al día siguiente, estaba Juan con dos de sus discípulos y, fijándose en Jesús que pasaba, dice: «Ahí está el Cordero de Dios». Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta: «¿Qué buscáis?». Ellos le contestaron: «Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?». Él les dijo: «Venid y lo veréis». Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día; eran las cuatro de la tarde. Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús; encuentra primero a su hermano Simón y le dice: «Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo)».
«Hoy quiero cantarte» © Difusión libre cortesía de Colegio Mayor José Kentenich
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Ven.
Así empieza todo.
Sal.
Acércate.
Sígueme.
Muévete.
No esperes.
No negocies.
No exijas.
Atiende.
Escucha dentro.
Fíate
del deseo
más hondo
que te habita.
Deja que la sed te guíe.
Ven.
Y verás.
El amor sin condiciones.
Una justicia inmortal.
La misericordia inesperada.
Una amistad invencible.
El mundo al revés.
La compasión fecunda.
El poder estéril.
La debilidad más fuerte.
La verdad desnuda.
Y el espejo de unos ojos
que cuentan tu historia
como nunca la imaginaste.
(José María R. Olaizola, sj)