Mientras lo conducían, echaron mano de un cierto Simón de Cirene, que volvía del campo, y le cargaron la cruz, para que la llevase detrás de Jesús. Lo seguía un gran gentío del pueblo, y de mujeres que se golpeaban el pecho y lanzaban lamentos por él.
«Levántate» © Difusión libre cortesía de Juan Ignacio Pacheco
«Meditative Guitar» © Usado bajo licencia no comercial Creative Commons
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Señor mío Jesucristo, vengo a ti porque te necesito.
Yo también soporto el peso de mi cruz.
A veces me siento cansado y agobiado.
Golpeado y zarandeado por la vida.
Ayúdame a seguir abrazando mi madero con amor.
Contágiame la paz y la serenidad de tu rostro.
Fortalece mi debilidad, ilumina mis tinieblas
y acompáñame si me encuentro solo.
Que la fuerza de tu amor rompa el frío de mi corazón;
para, que olvidándome de mi cruz, llegue a ser cireneo que ayude a mis hermanos a levantar el peso de las suyas.
Y haz que, muriendo por amor en la cruz de cada día,
resucite contigo en la vida eterna. Amén.
(Anónimo)