Llegaron cerca de la aldea adonde iban y él simuló que iba a seguir caminando; pero ellos lo apremiaron, diciendo: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída». Y entró para quedarse con ellos.
Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció de su vista. Y se dijeron el uno al otro: «¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?». Y, levantándose en aquel momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo: «Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón». Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.
«Nuestro encuentro con Jesús» © Permisos pedidos a Misión País
«Música tranquila» © compartido por Ilusioterapia
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Si tienes mil razones para vivir,
si has dejado de sentirte solo,
si te despiertas con ganas de cantar,
Si todo te habla
–desde las piedras del camino
a las estrellas del cielo,
desde las luciérnagas
que se arrastran
a los peces, señores del mar–.
Si oyes los vientos
y escuchas el silencio…
¡Salta de alegría!
Porque el amor camina contigo:
es tu compañero, es tu hermano…
(Hélder Câmara)