Hermanos, tened paciencia hasta que vuelva el Señor. Fijaos en el labrador: cómo aguarda con paciencia hasta recibir la lluvia temprana y tardía, con la esperanza del fruto valioso de la tierra. Tened vosotros paciencia, fortaleced el ánimo, que la llegada del Señor está próxima. Hermanos, no os quejéis unos de otros, y no seréis juzgados: mirad que el Juez está a la puerta. Como ejemplo de penalidades llevadas con paciencia tomad a los profetas que hablaron en nombre del Señor.
Ten paciencia, tú que escuchas, hasta mi venida. Mucha gente espera. Espera el labrador a que la tierra dé fruto. Espera la mujer embarazada, descubriendo cada cambio en su cuerpo, y anticipando la vida en ciernes. Espera el estudiante el resultado de su trabajo. Espera quien no ve salida, resistiéndose a rendirse, confiando en que al final del túnel habrá una luz. Ten paciencia también tú y mantente firme, porque la venida del Señor está cerca. No te quejes de los demás, pues si vives en estado de queja constante, terminarás encerrándote en una prisión de tristeza y amargura. Mira que yo soy juez, y estoy cerca. Fíjate en los profetas. Ellos son un ejemplo de sufrimiento y de paciencia. Ellos, y tantos hombres y mujeres que, como ellos, en distintas épocas, hablaron en nombre del Señor, proclamando su reino, anunciando su justicia, compartiendo su consuelo. (Rezandovoy)