Por tanto, mira, voy a seducirla, llevándomela al desierto y hablándole al corazón. Allí le daré sus viñas, y el Valle de Acor será Paso de la Esperanza. Allí me responderá como en su juventud, como cuando salió de Egipto. Aquel día –oráculo del Señor– me llamarás Esposo mío, ya no me llamarás Ídolo mío. Le apartaré de la boca los nombres de los baales y sus nombres no serán invocados. Aquel día haré en su favor una alianza con los animales salvajes, con las aves del cielo y los reptiles de la tierra. Arco y espada y armas romperé en el país, y los haré dormir tranquilos. Me casaré contigo para siempre, me casaré contigo a precio de justicia y derecho, de afecto y de cariño. Me casaré contigo en fidelidad, y conocerás al Señor.
«Sancta Camisia» © Usado bajo licencia no comercial Creative Commons
Por tanto, mira, voy a seducirte. Voy a llevarte a un desierto diferente y hablarte al corazón. Cuidaré de ti. Y te mostraré el verdadero sentido de la Esperanza. Y tú me responderás como en los días en que de verdad creías en mí. Tú me responderás como cuando eras niño. Me responderás desde el amor, no desde el miedo ni desde otras miradas incompletas. Y te darás cuenta de que otras muchas cosas a las que das importancia son ídolos cuyos nombres se marchitan. Ese día haré en tu favor una alianza, con los animales, con las aves, y con las demás personas. Yo me casaré contigo para siempre, me casaré contigo a precio de justicia y derecho, de afecto y cariño. Me casaré contigo en fidelidad, y me conocerás. Y ese desierto, que ahora miras con extrañeza y dolor, se volverá oasis y lugar de un nuevo encuentro.