2Cor 12, 9-10
Rogué al Señor que apartara de mí mis limitaciones. Y me contestó: «te basta mi gracia; la fuerza se realiza en la debilidad. Así que muy a gusto presumiré de mis debilidades, para que se aloje en mí el poder de Cristo. Por eso estoy contento con las debilidades, insolencias, necesidades, persecuciones y angustias por Cristo. Pues cuando soy débil, entonces soy fuerte».
Tu fuerza
En mi miedo,
tu seguridad.
En mi duda,
tu aliento.
En mi egoísmo,
tu amor.
En mi rencor
tu misericordia.
En mi “yo”
tu “nosotros”.
En mi rendición
tu perseverancia.
En mi silencio,
tu voz.
En mi ansiedad,
tu pobreza.
En mi tempestad
tu calma.
En mi abandono
tu insistencia.
En mi dolor,
tu alivio.
En mi debilidad,
tu fuerza.