Todo estaba oscuro. No había nada alrededor, y Dios se sentía incómodo. Así que se rascó la cabeza y se dijo: «¿De qué me sirve ser Dios si estoy solo?» Y decidió ponerse manos a la obra. Empezó por iluminar todo ese vacío: creó la luz y le pareció que aquello estaba muy bien. Luego se le ocurrió crear las estrellas, los planetas, y las leyes por las que se mueven. Y también le pareció que estaba muy bien. Muy animado, siguió con el agua de los mares, las plantas, los pájaros, los peces, los insectos. Sí, le estaba quedando muy bien. Y entonces, tuvo una idea genial. Pensó: «voy a hacer personas que sean como yo». Y así creó a los hombres y las mujeres. Aquello estaba francamente bien, porque ahora tenía un mundo sobre el que derramar su cariño. Y además se le había ocurrido que fuesen aquellas criaturas, la mujer y el hombre, las que se ocuparan de cuidarlo para que siguiera estando así de bien. De modo que les llamó y les regaló todo aquel mundo que acababa de crear y del que se sentía tan satisfecho.
«Caminamos con Jesús.» © Autorización de San Pablo Multimedia
«Caminamos con Jesús.» © Autorización de San Pablo Multimedia
Dios padre bueno, que un día soñaste
con la mágica luz que nos alumbra.
Gracias por tu regalo.
Dios, padre bueno, que un día soñaste
con un cielo alto, pintado de azul y nube.
Gracias por tu regalo.
Dios, padre bueno, que un día soñaste
con el mar inmenso y la tierra cubierta de plantas.
Gracias por tu regalo.
Dios, padre bueno, que un día soñaste
con el sol amigo, y la noche de estrellas y de luna.
gracias por tu regalo.
Dios, padre bueno, que un día soñaste
con el aire lleno de aves y las aguas repletas de peces.
Gracias por tu regalo.
Dios, padre bueno, que un día soñaste
mil formas de animales increíbles.
Gracias por tu regalo.
Dios, padre bueno, que un día soñaste
con personas que amarían tu creación.
Gracias por tu regalo.
Dios padre en el cielo miraba la tierra:
«Aquí falta algo», y tuvo una idea.
Con mucho cariño, con mucha paciencia
haciendo a su imagen, a Adán, luego a Eva,
de un soplo la vida llegó a la pareja.
Les dijo: «Os regalo la vida y la tierra».
Les entregó el mundo, las cosas más bellas,
les dijo: «Cuidadlo, poblad esta tierra».
Y Dios desde el cielo nos mira en la tierra,
nos sigue pidiendo como a Adán y a Eva:
«Vivid como hermanos, felices, sin guerras,
compartid las cosas, disfrutad de ellas».
Las cosas más grandes, el mar, las ballenas.
Las más chiquitinas, la hormiga, la arena.
Lo más deslumbrante, el sol, las estrellas,
son más que un regalo, cuidemos de ellas.
Dios las ha creado, para que tú puedas
subir la montaña, bajar la pradera,
oler unas flores, comer la ciruela
saltar en los charcos, trepar la palmera
nos ha regalado el cielo y la tierra.
Las cosas más lindas, los peces, las fresas.
Las más delicadas, gusanos de seda.
Lo más poderoso, la fuerte pantera.
Son más que un regalo, cuidemos de ellas.