Así dice el Señor: «Halló gracia en el desierto el pueblo escapado de la espada; camina Israel a su descanso, el Señor se le apareció de lejos. Con amor eterno te amé, por eso prolongué mi misericordia. Todavía te construiré, y serás reconstruida, doncella de Israel; todavía te adornarás y saldrás con panderos a bailar en corros; todavía plantarás viñas en los montes de Samaría, y los que plantan cosecharán.
«Es de día», gritarán los centinelas en la montaña de Efraín: «Levantaos y marchemos a Sión, al Señor, nuestro Dios». Porque así dice el Señor: «Gritad de alegría por Jacob, regocijaos por el mejor de los pueblos: proclamad, alabad y decid: ‘El Señor ha salvado a su pueblo, al resto de Israel’».