







El ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.
El ángel, entrando en su presencia, dijo a María: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin». y María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco varón?». El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, ‘porque para Dios nada hay imposible’». María contestó: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». Y el ángel, dejándola, se retiró.
«En lo alto» © Difusión libre cortesía de Colegio Mayor José Kentenich
«Amazing Grace» © Autorización de San Pablo Multimedia
Tan sólo mejor
que la mejor parte
que escogió María,
el difícil todo.
Acoger al Verbo,
dándose al silencio.
Vigilar Su Ausencia,
gritando Su Nombre.
Descubrir Su Rostro
en todos los rostros.
Hacer del silencio
la mayor escucha.
Traducir en actos
las Sagradas Letras.
Combatir amando.
Morir por la vida,
luchando en la paz.
Derribar los tronos
con las viejas armas
quebradas de ira,
forradas de flores.
Plantar la bandera
–la justicia libre
en los gritos pobres–.
Cantar sobre el mundo
el Advenimiento
que el mundo reclama,
quizás sin saberlo.
El difícil todo
que supo escoger
…la otra María.
(Pere Casaldáliga)