







Jesús dijo a sus discípulos: «Tened cuidado de vosotros, no sea que se emboten vuestros corazones con juergas, borracheras y las inquietudes de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra. Estad, pues, despiertos en todo tiempo, pidiendo que podáis escapar de todo lo que está por suceder y manteneros en pie ante el Hijo del hombre».
«Levántate» © Difusión libre cortesía de Juan Ignacio Pacheco
Ten cuidado. No te dejes atrapar en cadenas que secuestran la vida en lugar de hacerla digna y plena. Ten cuidado, no sea que se atrofie tu corazón y se emboten tus sentidos, distrayéndote constantemente con ruidos, imágenes, diversiones… Desconéctate un poco de tanta red, tanto eslogan, tanta inmediatez, que te entretiene y te ocupa, pero no te alimenta en lo profundo. No des tanta importancia a inquietudes que son fugaces. No sea que un día, de repente, caigas en la cuenta de que la vida era otra cosa. Que a veces se te hace tarde para subir a los trenes importantes de la vida, y cuando te quieres dar cuenta ya ha pasado. Despierta, pide poder escapar de todas esas trampas cotidianas, y mantente en pie ante mí, el Hijo del hombre, que te daré perspectiva y lucidez para ver el mundo con mis ojos.
(RV, adaptación libre de Lc 31,34-36)