






Hermanos: Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó a la muerte por nosotros, ¿cómo no nos dará todo con Él?
¿Quién acusará a los elegidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará?
¿Será acaso Cristo que murió, más aún, resucitó y está a la derecha de Dios,
y que intercede por nosotros?
¿Quién podrá apartarnos del amor de Cristo?, ¿la aflicción?, ¿la angustia?, ¿la
persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿el peligro?, ¿la espada?
Pero en todo esto vencemos fácilmente por Aquel que nos ha amado. Pues estoy convencido de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni criatura alguna, podrá
apartarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, Señor Nuestro.
«La última puerta (Sencillo)» © Autorización de Cristóbal Fones
«Reverie» © Usado bajo licencia no comercial Creative Commons
Hijos míos, si yo estoy con vosotros, ¿quién estará en contra? Yo que entregué a mi propio hijo a una vida vivida hasta el final, hasta el punto de dar la vida por vosotros, por mostrar mi amor, mi justicia, y mi verdad, ¿qué más me falta por daros?
¿Quién os va a acusar? Yo soy el juez y os declaro inocentes. ¿Quién os va a condenar? No será Cristo, que, por no condenar ni a justos ni a pecadores murió, más aún, resucitó y está a mi derecha, e intercede por todos vosotros. ¿Quién podrá apartaros del amor de Cristo? ¿la aflicción? ¿la angustia? ¿el hambre? ¿la desnudez? ¿el peligro? ¿la espada? A todo eso lo venceréis fácilmente con la ayuda de Quien os ha amado hasta el extremo. Estad convencidos de que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni el tiempo, ni el espacio, ni criatura alguna podrá apartaros de mi amor, manifestado en Cristo Jesús, vuestro señor
RV (adaptación de Rom 8,31b-35.37-39)