El padre y la madre de Jesús estaban admirados de lo que se decía del niño. Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: «Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones. En cuanto a ti, una espada te atravesará el alma»
«Angelus» © Usado bajo licencia no comercial Creative Commons
La sinfonía toca su nota discordante
en la noche más oscura,
porque los grises han desaparecido
y los colores tienen que definirse.
Lo más bajo va ganando terreno,
y lo que es sublime
se cubre con las brumas más espesas.
Las penumbras ganan el reino,
y la mentira, el odio y la traición
se dan lugar en dos maderos.
Pero el Hombre tiene en su corazón
la verdad mejor expresada,
la humildad más transparente,
el perdón más desafiante,
y el amor más fiel y sincero de este mundo.
Su cruz exige decisiones:
contemplación y acción.
El silencio arropa el misterio,
y la alegría… sí, la alegría,
espera su turno
para salir entre las esquirlas
de los leños.
¿Quién tendrá la última palabra?
¿Quién cruzará la meta y tendrá el triunfo?
¿Quién ganará el premio
y se subirá al podio?
Dolor o alegría,
fracaso o triunfo,
oscuridad o luz,
arrogancia o humildad…
La esperanza y la fidelidad
nos darán la respuesta.
(Hermana Viviana Romero)