Jesús dijo: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el Reino de los Cielos! Vosotros ciertamente no entráis; y a los que están entrando no les dejáis entrar. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y, cuando llega a serlo, le hacéis hijo de condenación el doble que vosotros! ¡Ay de vosotros, guías ciegos, que decís: ‘Si uno jura por el Santuario, eso no es nada; pero si jura por el oro del Santuario, queda obligado!’ ¡Insensatos y ciegos! ¿Qué es más importante, el oro, o el Santuario que hace sagrado el oro? Y también: ‘Si uno jura por el altar, eso no es nada; mas si jura por la ofrenda que está sobre él, queda obligado’. ¡Ciegos! ¿Qué es más importante, la ofrenda, o el altar que hace sagrada la ofrenda? Quien jura, pues, por el altar, jura por él y por todo lo que está sobre él. Quien jura por el Santuario, jura por él y por Aquel que lo habita. Y quien jura por el cielo, jura por el trono de Dios y por Aquel que está sentado en él».
«Liturgy of Peace» © Usado bajo licencia no comercial Creative Commons
«Despierta» © Difusión libre cortesía de Colegio Mayor José Kentenich
¡Ay de vosotros!, los falsos pastores que ponéis todo el peso en el rito y olvidáis a las personas, que os escandalizáis por un gesto imperfecto en la liturgia, pero hace mucho tiempo que no acariciáis ninguna vida. ¡Ay de vosotros! que predicáis sobre el amor, y exigís que otros amen, pero vuestro corazón está cerrado, y hace mucho que dejó de llorar con los que lloran y reír con los que ríen. ¡Ay de vosotros, hombres y mujeres de Dios, que utilizáis el evangelio como un arma que os arrojáis a la cabeza unos a otros, en lugar de como una herramienta de comunión, misericordia y encuentro! ¡Ay de quienes tenéis en la lengua siempre una crítica, una condena, un pero para las vidas ajenas, exigiendo una perfección imposible! ¿No os dais cuenta de que el amor de Dios es otra cosa?
(Rezandovoy, adaptación de Mt 23, 13-22)