Jesús habló a la gente y a sus discípulos, diciendo: «En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid todo lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos dicen, pero no hacen. Lían fardos pesados y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar. Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y agrandan las orlas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias en las plazas y que la gente los llame maestro. Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar maestro, porque uno solo es vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo. No os dejéis llamar maestros, porque uno solo es vuestro maestro, el Mesías. El primero entre vosotros será vuestro servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».
«3 hours of beautiful instrumental music» © Compartido en Youtube por Peder B. Helland
Ser es ser visto, dicen.
El mundo se ha vuelto escaparate.
Poses impostadas
para atraer miradas
y ganar halagos.
para obtener influencia.
Si aún fuera influir para bien…
pero es solo por brillar.
Tristes estrellas fugaces
que no conceden deseos.
Vanidad de vanidades,
alimento para egos
hambrientos de adulación.
Hasta el evangelio
se adultera
en seguimientos de diseño.
Apaga los focos
que apuntan a ti mismo,
y señala al único maestro
que no entiende de imposturas.
(José María R. Olaizola, SJ)