Jesús cruzaba por los sembrados un sábado. Y sus discípulos sintieron hambre y se pusieron a arrancar espigas y a comerlas. Al verlo los fariseos, le dijeron: «Mira, tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en sábado». Pero él les dijo: «¿No habéis leído lo que hizo David cuando sintió hambre él y los que le acompañaban, cómo entró en la Casa de Dios y comieron los panes de la Presencia, que no le era lícito comer a él, ni a sus compañeros, sino sólo a los sacerdotes? ¿Tampoco habéis leído en la Ley que en día de sábado los sacerdotes, en el Templo, quebrantan el sábado sin incurrir en culpa? Pues yo os digo que hay aquí algo mayor que el Templo. Si hubieseis comprendido lo que significa aquello de: ‘Misericordia quiero y no sacrificio’, no condenaríais a los que no tienen culpa. Porque el Hijo del hombre es señor del sábado».
«En lo alto» © Difusión libre cortesía de Colegio Mayor José Kentenich
«Dawn of hope» © Publicada en Youtube Soothing Relaxation
No es dar, sino darse.
No es poner en la balanza
una cuenta suficiente
de virtudes,
un balance positivo
de bondades,
o una dosis razonable
de ternura.
No es llevar en el diario
de la vida
un listado de gestos,
un saldo de minutos
entregados,
o una impecable hoja
de servicios.
Es darse.
Uno mismo.
Del todo.
Consagrar
los días
a la fe y a la justicia
que el mismo Dios
nos enseña.
Pronunciar su Nombre,
incluso cuando callas.
Celebrar el tiempo,
convertido en historia
de amor.
Es darse.
Aceptar su alianza.
Sin medida.
Con locura.
Y ser, del todo,
suyos.
Y ser, en todo,
suyos.
(José María R. Olaizola, SJ)