La gente dijo a Jesús: «¿Qué señal haces para que viéndola creamos en ti? ¿Qué obra realizas? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, según está escrito: Pan del cielo les dio a comer». Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: No fue Moisés quien os dio el pan del cielo; es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo; porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da la vida al mundo». Entonces le dijeron: «Señor, danos siempre de ese pan». Les dijo Jesús: «Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed».
«Despierta» © Difusión libre cortesía de Colegio Mayor José Kentenich
«Meditative Guitar» © Usado bajo licencia no comercial Creative Commons
¿Dónde está Dios? Se ve, o no se ve. Si te tienen que decir dónde está Dios, Dios se marcha.
De nada vale que te diga que vive en tu garganta. Que Dios está en las flores y en los granos, en los pájaros y en las llagas, en lo feo, en lo triste, en el aire, en el agua. Dios está en el mar y a veces en el templo. Dios está en el dolor que queda y en el viejo que pasa, en la madre que pare y en la garrapata, en la mujer pública y en la torre de la mezquita blanca. Dios está en la mina y en la plaza, es verdad que está en todas partes, pero hay que verle, sin preguntar dónde está, como si fuera mineral o planta.
Quédate en silencio, mírate la cara. el misterio de que veas y sientas, ¿no basta? Pasa un niño cantando, tú le amas, ahí está Dios. Lo tienes en la lengua cuando cantas, en la voz cuando blasfemas, y cuando preguntas que dónde está. Esa curiosidad es Dios, que camina por tu sangre amarga. En los ojos lo tienes cuando ríes, en las venas cuando amas, ahí está Dios, en ti, pero tienes que verle tú, de nada vale quién te le señale, quién te diga que está en la ermita, de nada. Has de sentirlo tú, trepando, arañando, limpiando, las paredes de tu casa: de nada vale que te diga que está en las manos de todo el que trabaja, que se va de las manos del guerrero, aunque este comulgue, practique cualquier religión, dogma o rama.
Huye de las manos del que reza y no ama, del que va a misa y no enciende a los pobres velas de esperanza. Suele estar en el suburbio a altas horas de la madrugada, en el hospital, y en la casa enrejada. Dios está en eso tan sin nombre que te sucede cuando algo te encanta, pero de nada vale que te diga que Dios está en cada ser que pasa.
Si te angustia ese hombre que compra alpargatas, si te inquieta la vida del que sube y no baja, si te olvidas de ti y de aquéllos, y te empeñas en nada, si sin por qué una angustia se te enquista en la entraña, si amaneces un día silbando a la mañana y sonríes a todos y a todos das las gracias, Dios está en ti, debajo mismo de tu corbata.
(Gloria Fuertes)