El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas.
Me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan.
Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos; me unges la cabeza con perfume, y mí copa rebosa.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término.
«Consagrados a ti» © Autorización de San Pablo Multimedia
«3 hours of beautiful instrumental music» © Compartido en Youtube por Peder B. Helland
Yo soy tu pastor, nada te falta.
En verdes praderas te hago recostar.
Te conduzco hacia fuentes tranquilas
y reparo tus fuerzas.
Te guío por el sendero justo
por el honor de mi nombre.
Aunque camines por cañadas oscuras,
no temas nada, porque yo voy contigo,
mi vara y mi cayado te traen el sosiego.
Preparo una mesa ante ti,
enfrente de tus enemigos.
Te unjo la cabeza con perfume,
hasta que tu copa rebose.
Mi bondad y mi misericordia
te acompañan
todos los días de tu vida,
y habitarás en mi casa
por años sin término.
(Rezandovoy, inspirado en el Salmo 23)