Jesús dijo a sus discípulos: «Al orar, no charléis mucho, como los gentiles, que se figuran que por su palabrería van a ser escuchados. No seáis como ellos, porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de pedírselo.
»Vosotros, pues, orad así: ‘Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre; venga tu Reino; hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo. Nuestro pan cotidiano dánosle hoy; y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros hemos perdonado a nuestros deudores; y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal’. Que si vosotros perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas».
«Misa-Porque Dios lo ha querido» © Autorización de Fernando Leiva
«A life» © Usado bajo licencia no comercial Creative Commons
Tantos años rezando el Padre nuestro y quizás todavía no he descubierto que esa oración me hermana con cada ser humano, todos amados del Padre, todos miembros de la gran familia humana.
Tantos años rezando el Padre nuestro y quizás todavía no he asumido «nuestras ofensas» pensando que solo son otros los que ofenden y eso no va conmigo.
Tantos años rezando el Padre nuestro y quizás todavía no he sabido darme cuenta de que, aunque a mí me llegue el pan de cada día, tantos hoy siguen hambrientos y por eso la oración sigue siendo tan necesaria.
Tantos años rezando el Padre nuestro y quizás todavía no he aprendido a perdonar de verdad…
Tantos años rezando el Padre nuestro y no termino de comprender ni aceptar mi debilidad y nuestra debilidad que nos hace caer en la tentación.
Tantos años rezando el Padre nuestro como si sólo fuera «Padre mío».
Tantos años rezando el Padre nuestro… tantos años, Señor…