Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y el espíritu lo fue llevando durante cuarenta días por el desierto, mientras era tentado por el diablo. En todos aquellos días estuvo sin comer y, al final, sintió hambre. Entonces el diablo le dijo: «Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan». Jesús le contestó: «Está escrito: ‘No sólo de pan vive el hombre’».
Después, llevándole a lo alto, el diablo le mostró en un instante todos los reinos del mundo y le dijo: «Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mí me ha sido dado, y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mí, todo será tuyo». Respondiendo Jesús, le dijo: «Está escrito ‘Al Señor, tu Dios, adorarás y a él sólo darás culto’».
Entonces lo llevó a Jerusalén y lo puso en el alero del templo y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: ‘Ha dado órdenes a sus ángeles acerca de ti, para que te cuiden’, y también: ‘Te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece contra ninguna piedra’». Pero Jesús le replicó: «Está escrito: ‘No tentarás al Señor, tu Dios’».
Acabada toda tentación, el demonio se marchó hasta otra ocasión.
«silencio de amor» © Permisos pedidos a Jesed Ministerio de música
Porque nuestros proyectos se desmoronan y fracasan
y el éxito no nos llena como ansiamos.
Porque el amor más grande deja huecos de soledad,
porque nuestras miradas no rompen barreras,
porque queriendo amar nos herimos,
porque chocamos continuamente con nuestra fragilidad,
porque nuestras utopías son de cartón
y nuestros sueños se evaporan al despertar.
Porque nuestra salud descubre mentiras de omnipotencia
y la muerte es una pregunta que no sabemos responder.
Porque el dolor es un amargo compañero
y la tristeza una sombra en la oscuridad.
Porque esta sed no encuentra fuente y nos engañamos con tragos de sal.
Al fin, en la raíz, en lo hondo, solo quedas Tú.
Solo tu Sueño me deja abrir los ojos,
solo tu Mirada acaricia mi ser,
solo tu Amor me deja sereno,
solo en Ti mi debilidad descansa
y solo ante Ti la muerte se rinde.
Solo Tú, mi roca y mi descanso.
(Javi Montes, SJ)