Uno de los comensales que le acompañaban dijo a Jesús: «¡Bienaventurado el que coma en el reino de Dios!». Él le contestó con una parábola: «Un hombre daba un gran banquete y convidó a mucha gente; a la hora del banquete mandó a su criado a avisar a los convidados: ‘Venid, que ya está preparado’. Pero todos a una empezaron a excusarse. El primero le dijo: ‘He comprado un campo y necesito ir a verlo. Dispénsame, por favor’. Y otro dijo: ‘He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas. Dispénsame, por favor’. Otro dijo: ‘Me acabo de casar y, por ello, no puedo ir’. El criado volvió a contárselo a su señor. Entonces el dueño de la casa, indignado, dijo a su criado: ‘Sal aprisa a las plazas y calles de la ciudad y tráete aquí a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos’. El criado dijo: ‘Señor, se ha hecho lo que mandaste, y todavía queda sitio’. Entonces el señor dijo al criado: ‘Sal por los caminos y senderos, e insísteles hasta que entren y se llene mi casa. Y os digo que ninguno de aquellos convidados probará mi banquete’».
«Dawn of hope» © Publicada en Youtube Soothing Relaxation
Yo pongo mi fe en Ti, Señor,
a pesar de las oscuras noches,
porque de Ti me acuerdo en el transcurso de las horas,
día y noche me acuerdo de Ti
porque Tú me miras con amor,
a pesar de mí,
y te regalas todos los días de mis días.
(Esteban Gumucio, ss.cc.)