Se acercó a Jesús uno de los escribas y le preguntó: «¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?». Jesús le contestó: «El primero es: ‘Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas’. El segundo es: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’. No existe otro mandamiento mayor que estos».
Entonces el escriba replicó: «Muy bien, Maestro. Sin duda tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios». Y Jesús, viendo que le había contestado con sensatez, le dijo: «No estás lejos del Reino de Dios».
Y nadie más se atrevía ya a hacerle preguntas.
«A tu aire» © Permisos pedidos a Assisi Producciones
¿A quiénes amar?
A todos mis hermanos de humanidad.
Sufrir con sus fracasos, con sus miserias, con la opresión de que son víctimas.
Alegrarme de sus alegrías.
Encerrarlos en mi corazón, todos a la vez. Cada uno en su sitio.
Ser plenamente consciente de mi inmenso tesoro
y con ofrecimiento vigoroso y generoso, ofrecerlos a Dios.
Hacer en Cristo la unidad de mis amores:
riqueza inmensa de almas plenamente en la luz.
Todo esto en mí como una ofrenda,
como un don que revienta el pecho:
movimiento de Cristo en mi interior
que despierta y aviva caridad,
movimiento de la humanidad, por mí hacia Cristo.
(Extracto de una oración de san Alberto Hurtado, SJ)