Mientras Jesús hablaba, un fariseo lo invitó a comer en su casa. Jesús entró y se sentó a la mesa. El fariseo, que lo vio, se extrañó que no se lavase antes de comer. Pero el Señor le dijo: «Vosotros los fariseos limpiáis por fuera la copa y el plato, cuando por dentro estáis llenos de robos y malicia. ¡Necios! El que hizo lo de fuera, ¿no hizo también lo de dentro? Dad, más bien, lo interior en limosna y así todas las cosas serán puras para vosotros».
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