Jesús se marchó a la otra parte del mar de Galilea. Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos. Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos. Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. Jesús entonces levantó los ojos y, al ver que acudía mucha gente, dice a Felipe: «¿Con qué compraremos panes para que coman estos?». Lo decía para probarlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer. Felipe le contestó: «Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo». Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: «Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso para tantos?».
Entonces Jesús dijo: «Decid a la gente que se siente en el suelo». Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron; solo los hombres eran unos cinco mil. Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado. Cuando se saciaron, dijo a sus discípulos: «Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se pierda». Los recogieron y llenaron doce canastos con los pedazos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido. La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía: «Este es verdaderamente el Profeta que va a venir al mundo».
Jesús, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo.
«Mane Nobiscum» © Autorización de Atheliers et Press de Taizé
«3 hours of beautiful instrumental music» © Compartido en Youtube por Peder B. Helland
Señor, danos entrañas de misericordia
frente a toda miseria humana.
Inspíranos el gesto y la palabra oportuna
frente al hermano solo y desamparado.
Ayúdanos a mostrarnos disponibles
ante quien se siente explotado y deprimido.
Que tu Iglesia, Señor, sea un recinto
de verdad y de amor, de libertad,
de justicia y de paz,
para que todos encuentren en ella
un motivo para seguir esperando.
Que quienes te buscamos
sepamos discernir los signos de los tiempos
y crezcamos en fidelidad al Evangelio;
que nos preocupemos de compartir en el amor
las angustias y tristezas, las alegrías y esperanzas
de todos los seres humanos,
y así les mostremos tu camino de reconciliación,
de perdón, de paz...
(tomado de las antiguas plegarias eucarísticas Vb/VC)