Los fariseos comenzaron a discutir con Jesús, pidiéndole una señal del cielo, con el fin de ponerle a prueba. Dando un profundo gemido desde lo íntimo de su ser, dijo: «¿Por qué esta generación pide una señal? Yo os aseguro: no se dará a esta generación ninguna señal».
Y, dejándolos, se embarcó de nuevo y se fue a la orilla opuesta.
«Despierta» © Difusión libre cortesía de Colegio Mayor José Kentenich
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Señor,
si acaso dudo,
si no aguanto despierto,
si te niego,
si me puede la prudencia
o el miedo,
insiste.
Si te entiendo a medias,
si amo mal,
si esquivo el camino del herido,
si me encierro en mí mismo,
insiste.
Si me subo al carro
del Barrabás de turno,
si me lavo las manos
y la conciencia
para no arriesgar,
insiste.
Insiste, Señor,
en sentarnos a tu mesa,
en partir tu pan y tu vida,
en sembrar palabra,
en pedir respuesta.
Llegará el día en que
aprenda a caminar mejor.
Tú, Señor, tenme paciencia.
(José María R. Olaizola, sj)