En aquellos días, el Señor habló a Acaz y le dijo: «Pide un signo al Señor, tu Dios: en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo». Respondió Acaz: «No lo pido, no quiero tentar al Señor». Entonces dijo Isaías: «Escucha, casa de David: ¿no basta cansar a los hombres, que cansáis incluso a mi Dios? Pues el Señor, por su cuenta, os dará un signo. Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel».
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Vamos a ver si es cierto que le amamos,
vamos a mirarnos por dentro un poco.
¡Hay cosas colgadas que a él le lastiman
freguemos el suelo y abramos las puertas!
Borremos los nombres de la lista negra,
pongamos a los enemigos encima de la cómoda,
invitémosles a sopa.
Toquemos las flautas de los tontos, de los sencillos.
Que Dios se encuentre a gusto si baja.
(Gloria Fuertes)