Pastor de Israel, escucha, tú que te sientas sobre querubines, resplandece.
Despierta tu poder y ven a salvarnos.
Dios del universo, vuélvete: mira desde el cielo, fíjate, ven a visitar tu viña.
Cuida la cepa que tu diestra plantó, y al hijo del hombre que tú has fortalecido.
Que tu mano proteja a tu escogido, al hombre que tú fortaleciste.
No nos alejaremos de ti: danos vida, para que invoquemos tu nombre.
«The Longing » © Usado bajo licencia no comercial Creative Commons
Yo soy el pastor. Yo, sentado sobre querubines, quiero resplandecer para que veáis mi luz. Voy a ponerme en marcha para salvaros. Yo, el Dios del universo, no he dejado de estar pendiente, y preocupado por vosotros. Quiero visitar la viña que planté, aunque no dé los frutos que esperaba. Voy a cuidar la cepa que planté. Voy a cuidar al ser humano, a quien puse a cultivarla. Protegeré con mi mano a esta humanidad a quien hice a mi imagen. Vosotros no os alejéis de mí. Yo os daré la vida, una vez más, para que invoquéis mi nombre.
(El Salmo 79, a la manera de Dios, por Rezandovoy)