El Señor designó a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos delante de sí, a todas las ciudades y sitios donde él había de ir. Y les dijo: «La mies es mucha, y los obreros pocos. Rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies. Id; mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y no saludéis a nadie en el camino.
»En la casa en que entréis, decid primero: ‘Paz a esta casa’. Y si hubiere allí un hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; y si no, se volverá a vosotros. Permaneced en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No vayáis de casa en casa. En la ciudad en que entréis y os reciban, comed lo que os pongan; curad los enfermos que haya en ella, y decidles: ‘El Reino de Dios está cerca de vosotros’.
»En la ciudad en que entréis y no os reciban, salid a sus plazas y decid: ‘Hasta el polvo de vuestra ciudad que se nos ha pegado a los pies, os lo sacudimos. Pero sabed, con todo, que el Reino de Dios está cerca’. Os digo que en aquel día habrá menos rigor para Sodoma que para aquella ciudad».
«En lo alto» © Difusión libre cortesía de Colegio Mayor José Kentenich
«J.S. Bach Transcriptions for Oboe» © Usado bajo licencia no comercial Creative Commons
Mira, hay mucho trabajo que hacer, hay mucha gente que está sorda a mi palabra. Hay muchas personas esperando la Buena Noticia del evangelio. Y hacen falta más testigos de mi palabra, de mi vida, de mi mensaje, de mi amor. Pide que haya más gente que se tome en serio esta misión. Tú lánzate, sin miedo. Ten claro que no va a ser fácil. Y no busques tener todas las seguridades y garantías, porque no las tendrás.
Lleva por delante la paz. Habrá gente y lugares que estén dispuestos a acoger mi evangelio. Pues entonces compártelo con generosidad, siendo buena noticia, hablando de esperanza, ayudando a sanar las heridas…
También habrá lugares, o personas, que pasen de ti, que te ignoren, que consideren que el evangelio es un mensaje anticuado, trasnochado o poco creíble. No te vengas abajo por eso. La verdad es que quien se cierra al evangelio se pierde una vida plena, pero tú sigue adelante, comunicando quién soy.
(Rezandovoy, adaptación de Lc 10, 1-12)