Jesús dijo a sus discípulos: «Si tu hermano llega a pecar, vete y repréndele, a solas tú con él. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano. Si no te escucha, toma todavía contigo uno o dos, para que todo asunto quede zanjado por la palabra de dos o tres testigos. Si les desoye a ellos, díselo a la comunidad. Y si hasta a la comunidad desoye, sea para ti como el gentil y el publicano. Yo os aseguro: todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo.
»Os aseguro también que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, sea lo que fuere, lo conseguirán de mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos».
«Vive Dios» © Difusión libre cortesía de Colegio Mayor José Kentenich
«Ravel on guitar and Ukelele» © Usado bajo licencia no comercial Creative Commons
Si el amor te escogiera y se dignara
llegar hasta tu puerta y ser tu huésped
¡Cuidado con abrirle e invitarle,
si quieres ser feliz como eras antes!
Pues no entra solo: tras él vienen
los ángeles de la niebla; tu huésped solitario
sueña con los fracasados y los desposeídos,
con los tristes y con el dolor infinito de la vida.
Despertará en ti deseos que nunca podrás olvidar,
te mostrará estrellas que nunca viste antes;
te hará compartir, en adelante,
el peso de su tristeza divina sobre el mundo.
¡Listo fuiste al no abrirle! y, sin embargo,
¡qué pobre, si lo echaste de un portazo!
(Sidney Rosey Lysagth)