Jesús subió a la barca, y sus discípulos lo siguieron. En esto se produjo una tempestad tan fuerte, que la barca desaparecía entre las olas; él dormía. Se acercaron y lo despertaron gritándole: «¡Señor, sálvanos, que perecemos!». Él les dijo: «¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?». Se puso en pie, increpó a los vientos y al mar y vino una gran calma.
Los hombres se decían asombrados: «¿Quién es este, que hasta el viento y el mar lo obedecen?»
«Vive Dios» © Difusión libre cortesía de Colegio Mayor José Kentenich