Jesús habló así a sus discípulos: «Dentro de poco ya no me veréis, y dentro de otro poco me volveréis a ver». Entonces algunos de sus discípulos comentaron entre sí: «¿Qué es eso que nos dice: ‘Dentro de poco ya no me veréis y dentro de otro poco me volveréis a ver’ y ‘Me voy al Padre’?». Y decían: «¿Qué es ese ‘poco’? No sabemos lo que quiere decir». Se dio cuenta Jesús de que querían preguntarle y les dijo: «¿Andáis preguntándoos acerca de lo que he dicho: ‘Dentro de poco no me veréis y dentro de otro poco me volveréis a ver?’. En verdad, en verdad os digo que lloraréis y os lamentaréis, y el mundo se alegrará. Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en gozo».
«Stillness and Movement» © Usado bajo licencia no comercial Creative Commons
Toda angustia se convertirá en alegría.
Toda extrañeza hallará respuesta.
Los extraviados encontrarán la ruta
de los abrazos pendientes.
Finales tristes
darán paso a nuevos comienzos.
La distancia se volverá saludo.
Preguntas mil veces gritadas
desde la sima de los silencios opresivos
encontrarán por fin, un lugar
en el que volverse sabiduría.
El misterio dará paso a las respuestas.
El miedo a la danza.
El lamento a la profecía.
No regresará la marea del pesar,
contenida al fin
en el dique de tu misericordia.
Nos miraremos a la cara.
Falta poco.
Quizás, tan solo, abrir los ojos.
(José María R. Olaizola, sj)