Jesús dijo a sus discípulos: «No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios: creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un lugar. Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy sabéis el camino».
Tomás le dijo entonces: «Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?». Le dice Jesús: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto».
Felipe le dijo: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta». Jesús le contestó: «¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: ‘Muéstranos al Padre’? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las palabras que os digo, no las digo por mi cuenta; el Padre que permanece en mí es el que realiza las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Al menos, creedlo por las obras. En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre».
«Por Cristo, con él y en él» © Permiso pedido a Misión País
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Eterno Señor,
y Creador de todas las cosas:
seguiremos buscando fronteras,
para superarlas con tu Palabra
que tira muros,
que ofrece puentes,
que forja encuentros.
Nuestra casa, el mundo,
nuestro más, tu reino.
Pidiéndolo todo nos llamas de nuevo.
Prometes hacer de nosotros fuego.
Así que arderemos,
si Tú eres la lumbre
de hogueras que pongan
calor en el frío,
fulgor en las brumas,
de noche, sosiego.
Tras tu huella iremos,
dejando olvidados
los malos amores,
intereses grises
y quereres ciegos.
Por bandera, un todo,
por causa los pobres,
por fe, tu evangelio.
Con los pies de barro
y la vida en juego
nos basta tu gracia
para alzar el vuelo.
(José María R. Olaizola, sj)