Jesús vino de Galilea al Jordán donde estaba Juan, para ser bautizado por él. Pero Juan trataba de impedírselo diciendo: «Soy yo el que necesita ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?». Jesús le respondió: «Déjame ahora, pues conviene que así cumplamos toda justicia». Entonces Juan se lo permitió. Bautizado Jesús, salió luego del agua; y en esto se abrieron los cielos y vio al Espíritu de Dios que bajaba en forma de paloma y venía sobre él. Y una voz que salía de los cielos decía: «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco».
Te sumerges con nosotros
en las aguas del pecado,
compartiendo nuestra muerte
y manchándote de barro.
Cuando resurges del río
el Jordán se ha transformado.
Toda la creación se asombra
tu Reino ya está llegando.
Caminas junto a nosotros,
estás siempre a nuestro lado,
eres el rostro de Dios.
Jesús, amigo, hermano.
(Javi Montes, sj)